Experiencia.
A continuación, levanta el brazo,
rotándolo por encima de la cabeza.
Ahora vuelve a extenderlo y verás
que ya no alcanzas el muro.
Tranquilo; no es que estés
encogiendo por momentos. Es la paradoja de Codeman, cuyo fundamento es el hecho
de que, haciendo unos movimientos determinados con las articulaciones de la
espalda, sus músculos se contraen ligeramente.
Basta con ‘soltar’ el músculo
para que el brazo recupere el tamaño original, lo que demuestra que los
músculos sólo pueden contraerse, y que para retomar su estado relajado
necesitan la ayuda de otros ‘colegas’ que lo estiren, a costa de entrar ellos
mismos en acción.
Los músculos sólo se contraen.
El cuerpo humano dispone de
unos 640 músculos esqueléticos; algunos de ellos, capaces de realizar
movimientos de enorme precisión. Pero presentan un pequeño ‘defectillo’: sólo
saben contraerse, es decir, sólo pueden tirar, no empujar. Y este ‘detalle’ les
obliga a aparecer en muchos casos en parejas indisolubles, que ejecutan
movimientos antagónicos. Tampoco pueden contraerse mucho, apenas unos
centímetros, pero logran movimientos más largos gracias al efecto multiplicador
que hacen huesos y articulaciones.
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